NUESTRAS MASCOTAS

Estoy buscando un motivo, una excusa, que me justifique la elección del tema de esta carta, y creo que la he encontrado y la razono de la siguiente manera: me gusta el deporte, dentro del deporte el que más me gusta es sin duda el ciclismo, como buen ciclista me gusta la naturaleza, porque nuestra afición se desarrolla en ella, al gustarme la naturaleza y el medio ambiente, me gustan también los animales, y es ahí donde viene la relación de mi gato y el ciclismo.

Perdonarme por estas letras que me valen para hacerle un pequeño homenaje a mi gato, o quizás para desahogarme de ese dolor que te produce cuando se te muere tu mascota preferida, si, ese animal que forma parte de tu vida, de tu familia, compartiendo tus alegrías y tus penas, compartiendo incluso el sofá, la silla de la cocina, las vacaciones e incluso tu cama durante años, pero lo más importante es el amor y el cariño que compartes con ese animal que al principio puedes pensar que es un intruso que llega a tu casa, pero que a medida que va pasando el tiempo, te vas dando cuenta de que empieza a formar parte como un miembro más de tu familia, y de que cuando se pone malo, o está triste, intentas saber lo que le pasa, aprendes a hablar con él, a tratarlo y solamente con un gesto, un sonido, una mueca, ya sabes lo que quiere o lo que le pasa. Y por supuesto hay que contar con la compañía que te hace, porque tu mascota, no va a la discoteca, no se va de copas, en definitiva, no se va de juerga, y siempre lo tienes a tu lado o esperándote al llegar a casa.

Va también este homenaje a mi mujer, porque la verdad, era más el gato de ella, que mío, y donde era el acompañante perfecto de mi mujer en los quehaceres del hogar, incluso cuando mi mujer estaba aspirando le encantaba que le pasara la aspiradora, y por eso, la que lo está pasando peor, es ella, llorará, lo echará de menos, hasta que ese dolor desparece, y solo te quedarán los recuerdos, supongo que esa sensación solo la tendrán aquellas personas que tienen animales, o que al menos los han tenido en alguna ocasión, y no por eso, por ser animales nos debe de dar vergüenza exteriorizar nuestros sentimientos.

Por cierto, se llamaba Charly, ahora ya no tendré que compartir las aceitunas con él, ni mi mesa de trabajo con el ordenador, ni mi cama, ni mi sofá, ni mi silla, ya no tendré que estar cepillándome la ropa por culpa de los pelos del gato, ni poner mantas en el coche cuando viajaba con nosotros, estar cambiándole la arena cada dos por tres, ni bañándolo o ir a buscarlo por la noche cuando se nos escapaba en el verano en nuestra casa de Ares, pero pensándolo bien, eso no eran molestias y preferiría seguir haciendo esas cosas con tal de que él estuviera con nosotros, pero en fin así es la vida (siempre corta) de nuestras mascotas.

Recuerdo en una ocasión que intentaba ponerlo en el sillín de mi bicicleta, y que se me aguantara para hacerle una fotografía, la verdad, nunca logré hacérsela, no sé si es que a él no le gustaba el ciclismo o mi bicicleta, aunque me inclino más por lo último.

Hasta siempre Charly.

          Juan Martínez Rey, Presidente del Club Ciclista Ferrol 

  

 

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