Las bicicletas también son para la ciudad
Andar en bicicleta o practicar el
ciclismo es un deporte muy popular, además de un medio de transporte sano
y agradable, al que se puede recurrir a diario para acudir al trabajo,
desplazarse en el pueblo o en la ciudad. La bicicleta respeta el medio
ambiente, algo fundamental en las ciudades, cada vez más atosigadas por
los vehículos de motor. Circular en bicicleta también aporta beneficios a
la salud, tanto al sistema cardiovascular, si se pedalea al ritmo
adecuado, como a las extremidades inferiores, ya que desarrolla la
musculatura. La ausencia de choques repetidos durante la pedalada, el
descanso de las piernas, que no soportan el peso del cuerpo (lo hace el
sillín), y la posición de las caderas, flexionadas o semiflexionadas,
convierten la práctica ciclista en aconsejable para obesos y personas con
problemas de artrosis en las piernas. Su inconveniente principal radica en
la posibilidad de accidentes, sobre todo en carreteras muy frecuentadas
por vehículos a motor. Así, los fallecimientos de ciclistas por atropello
siguen siendo noticia y su número no parece disminuir.
Los
automovilistas acaparan las calles Las organizaciones que
defienden el uso de la bicicleta han lanzado una serie de propuestas para
conseguir el modelo de ciudad resulte más acorde con el medio ambiente. El
transporte urbano, que, según estas tesis, fomenta indirectamente (por sus
insuficientes líneas y horarios limitados) el uso del automóvil privado,
conlleva un alto despilfarro de energía y un notable impacto ambiental, y
no garantiza, en contrapartida, un medio eficaz, rápido y seguro de
transporte. Según Amics de la Bici, las personas que se desplazan
habitualmente en coche por la ciudad suponen el 20% de los usuarios de la
calle, pero acaparan el 62% del espacio viario público y son responsables
del 97% de la contaminación atmosférica de las grandes ciudades. Los
coches y motos son también el origen de la contaminación acústica, de la
congestión crónica de las calles, del mal funcionamiento de los
transportes públicos (atrapados en los embotellamientos) y de la pérdida
de muchas vidas humanas. En definitiva, según los defensores de la
bicicleta, los vehículos a motor son directamente responsables del
deterioro de la calidad de vida colectiva en las urbes. A pesar de esto,
la mejora de la red viaria acapara un alto porcentaje de las inversiones
públicas. De esta manera, según estas tesis, se ha estimulado aún más el
uso del coche privado y ha disminuido el nivel de ocupación de los
transportes públicos, aumentando su enorme déficit e hipotecando otras
alternativas más coherentes y eficaces. Por tanto, proponen que se
reoriente la política de transporte y se apueste decididamente por un
modelo basado en la reducción de la movilidad obligada, en la pacificación
del tránsito, en el transporte público asequible y eficiente, y en medios
de transporte no contaminantes: la circulación a pie y en bicicleta.
Propuestas para una ciudad mejor Las organizaciones defensoras del
uso cotidiano de la bicicleta proponen, para conseguir una ciudad más
habitable para todos, las siguientes opciones: - Pacificación del
tránsito: calificar todas las calles de 8 metros de anchura o menos
(excepto las peatonales) como áreas de prioridad invertida, con una
velocidad máxima de 15 Km/h. Triplicar en 4 años la superficie de las
calles para peatones y bicicletas, con preferencia para los viandantes.
Limitar la velocidad del 50% del resto de vías a 30 Km/h. Aplicar
inmediatamente una moratoria en la construcción de vías rápidas y de
aparcamientos en los centros urbanos. - Circulación a pie: crear para los
peatones itinerarios debidamente señalizados, seguros y agradables, que
comuniquen barrios, centros comerciales, equipamientos y zonas de recreo.
Suprimir las barreras físicas entre barrios y facilitar el tránsito para
disminuidos físicos, ciegos y sordos. Reservar, en todos los barrios, un
mínimo del 50% del suelo viario público para peatones, ampliar aceras y
crear zonas de peatones. - Circulación en bicicleta: revisar y corregir el
diseño incorrecto de las infraestructuras para bicicletas que existen en
la actualidad y mejorar la disciplina vial, incidiendo en el respeto de
los carriles para bicicletas existentes. Complementar progresivamente una
red básica con redes de barrio, que se integrarían en las calles de
tránsito moderado. Asegurar la conexión segura en bicicleta con municipios
vecinos. Implantar aparcamientos de bicicletas por toda la ciudad. -
Transporte público: otorgar prioridad absoluta a la inversión en
transporte público, para lograr un sistema rápido, cómodo, limpio y
económico. Ampliar horarios, especialmente en días festivos. Permitir
acceso para bicicletas en todos los transportes públicos. - Campañas de
educación: promover la educación vial en las escuelas e impulsar el
caminar, la bicicleta y el transporte público, desmitificando el coche y
la moto entre los niños y jóvenes. Realizar campañas anuales, como "la
bici en la escuela" y otras similares a favor del transporte no motorizado
en los centros docentes. Y no olvidar las campañas públicas para fomentar
hábitos de transporte sostenibles entre los ciudadanos.
Para los ciclistas en la ciudad: |
Las asociaciones que promueven el uso de la bici en la
ciudad lanzan unas propuestas para mejorar la seguridad del
ciclista. Veámoslas:
Circule por
el centro de su carril, y hágase respetar. Una bicicleta
arrimada al borde de la carretera despierta la tentación de
adelantar en los coches, aunque no se puede mantener una
distancia prudencial durante el adelantamiento. Y un coche
aparcado puede abrir sus puertas sin mirar y derribar al
ciclista.
Circule por
el carril derecho. Los coches no esperan encontrar un usuario
lento en el carril izquierdo (el rápido), y dado que adelantar
por la derecha es poco común, se desconciertan. No obstante,
si tiene que girar a la izquierda es mejor situarse en este
carril con antelación.
En carretera
se debe circular por el arcén.
Circule a la
velocidad adecuada. Aunque a veces sea incómodo, adáptese a la
velocidad de la calle por donde circule y, a ser posible,
elija calles tranquilas.
Busque una
ruta segura. Merece la pena seguir un buen itinerario por
calles apacibles o por carriles-bici, con la ayuda de un
plano. Frecuentemente, los cascos antiguos o los barrios
tranquilos ofrecen buenas posibilidades.
Mantenga su
bicicleta en buen estado. Antes de iniciar cualquier paseo o
excursión, compruebe cuidadosamente las partes y accesorios de
la bicicleta.
Hágase ver
por la noche. Además del dinamo en la delantera de la bici,
conviene colocar detrás un reflectante y una luz roja
intermitente, a pilas, que no se apague cuando pare en los
semáforos.
Utilice el
casco y no circule con auriculares, pues no le permite
controlar el tráfico que se encuentra a su espalda.
Con lluvia, extreme las precauciones. Lo fácil se vuelve
difícil y peligroso.
Ate la bici
con un buen candado.
Asegúrese.
Un seguro de Responsabilidad Civil le cubre los posibles daños
que pudiera ocasionar a terceros.
Acate las
normas de circulación, aunque en algunos casos conviene
"adaptarlas". Por ejemplo, en los semáforos, es aconsejable
parar unos metros más allá de la línea, para tragar menos humo
y disponer de unos metros de ventaja cuando arranquen los
coches. | |
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Ministerio
de Medio Ambiente
- Declaración
sobre el Medio Ambiente
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